El costo silencioso de renunciar: ¿cuánto pierde tu empresa sin saberlo?
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que, durante mayo de 2025, la tasa de desocupación se situó en 2.7 por ciento, en el mismo mes de 2024, fue de 2.6 por ciento, lo que significa un punto arriba y como la postpandemia cambió el rumbo.
La estabilidad laboral no siempre se mide en tasas de desocupación, existe un costo silencioso que repercute en las empresas desde adentro: la renuncia.
En mayo de 2025, la tasa de participación económica (porcentaje de la población que se encontró trabajando, o que no tuvo empleo, pero estaba en la búsqueda activa de uno) se ubicó en 59.5 por ciento. Para mayo de 2024, fue de 60.5 por ciento.
¿Cuánto cuesta una renuncia temprana?
En México, cada empleado que renuncia antes de tres meses cuesta en promedio $17,431.00 pesos pero reemplazar a alguien implica semanas de entrevistas, integración y ajustes para evitar la rotación temprana que va acompañado de uno de estos tres factores primordiales:
- 55% de los empleados en México renuncian por mal liderazgo.
- 6 de cada 10 trabajadores sienten que su esfuerzo no es reconocido.
- 8 de cada 10 empleados están dispuestos a cambiar de trabajo por cuestiones de traslado, remuneración y salud mental.


Renuncia silenciosa: lo que no se ve, sí se siente.
Pero cuando alguien se va, no solo se pierde su trabajo operativo, sino también su experiencia, sus atajos, sus relaciones internas, lo que puede provocar desmotivación del equipo, ya que les genera incertidumbre, miedo al conocer al nuevo integrante o incluso contagiarse de la idea “¿y si yo también me voy?”.
La gran renuncia es un fenómeno postpandemia donde miles de personas dejaron sus empleos, ya que, al regresar a oficinas, muchas personas renuncian buscando mejores condiciones, propósito, flexibilidad o salud mental.
Hoy en día , lo vemos reflejado en el aumento en casos de burnout y problemas de salud mental, lo que afecta la eficiencia laboral.
Según LinkedIn, 54% de la Generación Z considera renunciar en los próximos dos años. Esto impacta en la longevidad promedio de las empresas la cuál ha disminuido de 40 años (en los 70s) a solo 7 años.
En parte por la falta de identidad organizacional y compromiso.

La renuncia silenciosa no siempre se manifiesta con una carta formal. Muchas veces se esconde en la rutina, en la falta de propósito, en la desconexión emocional. Aunque no figura en las estadísticas de desempleo, representa una pérdida crítica para las empresas: disminución de productividad, desgaste cultural y fuga de talento sin previo aviso, por eso En Vandenzza ayudamos a detectar esas señales silenciosas antes de que se conviertan en fuga de talento.